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Aunque ya el otro día apareció por aquí para desvelarnos que su famoso pecho se le escapó mientras cantaba Hot girl y no Boys y sacarnos así de un error ancestral, no me resisto a compartir, a modo de regalo de Reyes anticipado, su interpretación durante aquel memorable especial de Fin de Año del tema que todos asociamos a su teta, aunque las imágenes se empeñen en decirnos que no, que no busquemos más porque no fue ahí. Que, si acaso y como mucho, se le ve un poquito del pezón. Y punto.

Muchas veces me he preguntado por qué todo el mundo piensa que enseñó la teta mientras interpretaba el playback de esta canción. Francamente, ignoro la respuesta, aunque sí que tengo una teoría: en el estribillo de Hot girl no encajaba tan bien la alusión al incidente como en el «Boys, boys, boys, la teta de Sabrina, boys, boys, boys». Y no me mientan. Sé que todos lo han cantado alguna vez.

Sabrina Salerno, Boys (Summertime Love), 1987.

Sin duda, las noches de Fin de Año, con sus interminables programas especiales, constituyeron una de las mayores fábricas de mitos televisivos a lo largo de los años 80. Sobre todo, si tenemos en cuenta que no quedaba más remedio que ver la programación preparada por Televisión Española, ya que no existía ninguna otra cadena que pudiera hacerle la competencia.

Dado que son varios los momentos que es obligatorio recordar y a este 2013 le quedan ya menos de 48 horas de vida, vamos a ir abriendo boca con una escena que tuvo lugar en la Nochevieja de 1987 y que fue tema de conversación durante varias semanas entre millones de asombrados españolitos. Porque, aunque hoy parezca mentira, en esa época la aparición de un pecho saltarín en la televisión era motivo de escándalo.

Sí, amiguitos, hablamos de la italiana Sabrina Salerno y de su famosa teta, aquella que se empeñaba en escaparse una y otra vez de su minúsculo corsé en la madrugada del 1 de enero de 1988 mientras cantaba Hot girl —no se me ocurre un título más apropiado—. Porque, por mucho que lo indique el imaginario colectivo, la teta no se le salió en Boys. Y a las pruebas me remito.

Sabrina Salerno, Hot girl, 1987.

Al igual que ocurriera con Grease por la misma época, un verano de finales de los 80 en el que mi hermano y yo pasamos unas semanas en casa de una de mis tías, acabamos viendo compulsivamente y casi a diario Sufre mamón, una suerte de película pseudoautobiográfica que contaba los orígenes de los Hombres G. Para ello, la cinta —que fue dirigida por el padre de David Summers y en la que aparecían toda clase de amigos y familiares de los miembros del grupo— tomaba como como base argumental la historia que se contaba Devuélveme a mi chica, canción que, todos convendremos, constituye todavía hoy el mayor éxito de la banda.

A diferencia de lo que ocurrió con Grease, algunos de cuyos diálogos soy todavía hoy capaz de recitar prácticamente de memoria, tras ese verano jamás he vuelto a ver la incursión cinematográfica de Hombres G. Y, por supuesto, no sólo no recuerdo ni uno solo de sus diálogos, sino que he borrado prácticamente todo rastro de la película de mi memora.

Aunque, por desgracia, esta entrada es la prueba palpable de que no la borré lo suficiente.

Sufre mamón, Tráiler, 1987.

«Es un huracán profesional que viene y va
Buscando acción, vendiendo solo amor
Aniquilar, pisar por encima del bien y el mal
Es natural, en ella es natural»

La pasada semana, una amiga me comentaba que gracias a una entrada de esta humilde bitácora su hija, que últimamente anda bastante interesada en descubrir los entresijos de la época en la que se desarrolló la juventud de su madre, había descubierto a Tino Casal. Y, decía, andaba alucinada, no sólo por la música, sino, sobre todo, por la estética; por el personaje.

Reconozco que esa confesión me infló un poquito el ego. Sirvió para que pudiese autoconvencerme de que, pese a que en algunos momentos ha resultado agotador, el esfuerzo de los últimos nueve meses ha servido para algo. Y para infundirme las fuerzas necesarias para acometer con bríos los poco más de dos meses y medio que aún me quedan.

En fin, sirvió para que, como le ocurriera al propio Tino Casal en otro de sus grandes éxitos, cayera atrapado en mi propia red. Precisamente por eso, no se me ocurre nada más apropiado para el día de hoy que dedicarle a Eloise. Y sobran más explicaciones.

Tino Casal, Eloise, 1987.

La Vuelta Ciclista a España enfila ya su recta final y, con ella, la serie de entradas que estamos dedicando a las canciones que la animaron a lo largo de los años 80. Tras recordar el tema de 1985, hoy nos trasladamos al año 1987, sobre todo porque de la canción de 1986 —el inolvidable Take on me, de a-ha— ya hablamos en su momento. En 1987, como decía, la canción elegida para representar la ronda ciclista española fue Conga, posiblemente el mayor éxito cosechado —o al menos recordado— de la Miami Sound Machine.

De la Miami Sound Machine original, eso sí. Aquella que lideraba Gloria Estefan antes de sufrir un grave accidente y comenzar una también exitosa carrera en solitario. No esa banda de modelos recauchutadas e infausto recuerdo con la que Emilio Estefan quiso resucitar la gallina de los huevos de oro hace ya unos cuantos veranos. Así que no se me confundan.

Miami Sound Machine, Conga, 1987.

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