El 21 de diciembre de 1983, la Selección española de Fútbol necesitaba un milagro para clasificarse para la Eurocopa del año siguiente. Ese día se enfrentaba a Malta en el estadio Benito Villamarín de Sevilla y tenía que ganar por al menos once goles de diferencia para conseguir su objetivo. El partido comenzó bien, con un tanto de España, pero el empate de Malta pareció sentenciar la suerte del combinado español. Sin embargo, la suerte quiso que no fuera así y José Ángel de la Casa acabó cantando once goles más y con la voz rota tras el último tanto. El más famoso del partido. El gol de Señor.
Gracias a esa gesta, España jugó la Eurocopa de 1984, donde perdió la final frente a Francia por 2-0. Pero el partido sirvió como un punto de inflexión para la Selección, además de elevar la moral de una afición tan acostumbrada a las decepciones que celebró la clasificación como un verdadero título. Igual que ocurriría casi 25 años después tras alcanzar las semifinales de la Eurocopa de 2008.
Yo, con tan sólo cinco años, no fui consciente de la importancia de ese partido, pero a fuerza de ver una y otra vez las imágenes, es ya casi como si hubiera vivido la emoción de ese triunfo en directo. Hoy se cumplen 30 años de la gesta y la Selección ha conquistado dos campeonatos de Europa y uno del Mundo en los últimos cinco años. Sin embargo, por muy dulce que sea el momento, la piel se nos seguirá poniendo de gallina cada vez que escuchemos cómo se rompe la voz de José Ángel de la Casa cuando grita «¡Señor, gol de señor!».
Y los pelos, como escarpias.