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Si algo me llamó siempre la atención de los gremlins, aquellos malvados y asquerosos seres verdes que nacían de los mogwais cuando comían después de la media noche, mucho más allá de sus ansias por destruirlo todo, era la fascinación que sentían por el clásico de Disney Blancanieves.

Porque en esta película en la que un padre regalaba a su hijo adolescente un adorable mowgai llamado Gizmo por Navidad, estaba claro que todo se iba a liar justo desde el momento en el que se enunciaban las tres reglas esenciales que la responsabilidad de cuidar a uno de estos inusuales seres requiere: no dejar que le dé la luz del sol, no mojarlo y, sobre todo, no darle de comer después de medianoche. Incumplidas las tres, cualquier cosa vale para acabar con los malvados gremlins. Desde cocinarlos en el microondas a triturarlos con la batidora, pasando por incendiar el cine donde, adorables ellos, tararean presas de la fascinación el archiconocido Hi Ho de los Siete Enanitos.

Sin duda, un nada navideño clásico de Navidad que este año he echado bastante de menos. Sobre todo aquella escena en la que estos adorables monstruitos atacaban a Papá Noel. Pero contar el porqué sería salirme del tema.

Los Gremlins, Los gremlins ven ‘Blancanieves’, 1984.

Posiblemente, el 1 de enero es el día del año que menos quebraderos de cabeza provoca a los programadores de televisión. Concierto de Año Nuevo de Viena, Saltos de esquí, un par de películas insustanciales, un par de Telediarios con las mismas noticias de cada año (primeros nacimientos del año, anécdotas de las Campanadas, servicios que pasaron la noche trabajando, señores rusos que se bañan en aguas heladas, saltos de esquí, Concierto de Año Nuevo en Viena…) y, sobre todo, la repetición del interminable especial de la noche anterior, que llena mucho espacio y permite aliviar la resaca.

Pero como algo de bueno tiene que tener esa política, voy a aprovecharme de ella y, como no pude emitirlo ayer, recuperar un surrealista sketch de la primera noche de 1986, con el que Martes y Trece consiguió dar el espaldarazo definitivo a su carrera. A modo de presentación, podría decir que parodia un famoso programa de radio de la época y en él aparecen, además de Millán Salcedo, una señora de Algete y algo dura de oído, unas empanadillas y dos chicos haciendo la mili en Móstoles.

Pero… ¿acaso existe alguien en este país que no conozca a Encarna de noche y sus inolvidables empanadillas de Móstoles?

Martes y Trece, Encarna de noche, 1986.

Uno de los principales problemas a los que me he enfrentado a la hora de alimentar este blog es la imposibilidad —o mi incapacidad— para encontrar algunos vídeos referidos a temas de los que me gustaría hablar. Esa circunstancia me ha obligado a renunciar a tratar algunos asuntos, pero, por suerte, en otros casos he podido tirar mano de alguna solución más o menos ingeniosa —como utilizar un vídeo en su versión original— para salir del paso. Y, precisamente, eso es lo que voy a hacer hoy.

Porque, ya que el deporte no se ha prodigado excesivamente por aquí, me apetecía hablar de Estudio Estadio, un programa que ya en los años 80 cada domingo hacía un exhaustivo repaso de la jornada liguera con un formato que muy poco tiene que ver con el que hoy se emite este veterano espacio. Para ello, pensaba compartir una de las cabeceras de la época. Sin embargo, imagino que no era muy habitual grabar este tipo de programas y me ha resultado casi imposible encontrarla. Casi.

Casi, porque hace unos días me tropecé con una divertida parodia emitida tras el Fin de Año de 1988 en la que Josema Yuste se convertía en un inseguro locutor que se armaba un lío a la hora de informar de otro clásico de este programa: los resultados de la quiniela.

Así que hoy tenemos dos por el precio de uno. La cabecera de Estudio Estadio a finales de los 80 y a Martes yTrece. Deporte y humor en los mismos dos minutos. A ver quién puede dar más por tan poco.

Martes y Trece, Estudio Estadio, Quiniela Q1 y Q2, 1989.

Aunque es altamente probable que pertenezca a los primeros años de la década de los 90 —me ha sido imposible datarlo—, no he podido resistirme a compartir la versión de aquel anuncio tan ochentero en el que un intrépido reportero cambiaba a una ama de casa un tambor de su detergente por dos del de la marca que promocionaba —y que, miren por dónde, rimaba con Gabriel—, pasada por el prisma siempre absurdo de los casi siempre geniales Martes y Trece.

Algo que en un principio parece una tarea completamente sencilla acaba convirtiéndose en una auténtica pesadilla para el pobre infeliz encargado de promocionar el detergente Gabriel. Y es que ella, de contenta que está, no cambia su detergente por nada. Ni siquiera por otros tres tambores de Gabriel. Faltaría más.

Martes y Trece, Detergente Gabriel.

Vestida de forma más o menos sugerente, como si de una vedette se tratase, pero en medio de las situaciones más absurdas, era como Rosa María Sardá intentaba bajar las escaleras del plató en el que se desarrollaba Ahí te quiero ver, un programa que combinaba entrevistas, actuaciones musicales y sketches de humor en el que ella era la reina absoluta, por mucho que le pesara al pobre Honorato. El sufrido esposo que asiste impasible a todos los charlas que le dedica su mujer y que, sin duda, debe de ser lo más recordado del programa.

No en vano, la mayor parte de los papeles que Sardá ha interpretado a lo largo de su carrera se ajustan como un guante al perfil de aquella insoportable señora. ¿Verdad, Honorato?

Ahí te quiero ver, Créditos de apertura, 1984-1987.

Corría el año 1986 cuando el grupo humorístico-musical, posiblemente nacido a la estela de La Trinca, Puturrú de Fuá revolucionó al país completo con un tan sabio como simple consejo de su abuela: «No te olvides la toalla cuando vayas a la playa». Gracias a su pegadizo estribillo no es extraño que se convirtiera en una de las canciones más populares de ese verano. Que aún hoy, justo cuando agosto está a la vuelta de la esquina, la siga recordando sí que me sorprende más.

Puturrú de Fuá, No te olvides la toalla, 1986 (Actuación de 2009).

Aunque no tengo dudas de que el original saldrá también por aquí —la versión en español es de 1986—, no he podido resistirme a compartir primero la particular versión del éxito Yo quiero verte danzar a cargo de Martes y Trece y su incalificable Franco Napiatto. Lo mejor del vídeo, el indescriptible pollo azul con tulipa de lámpara por falda incluida que le hace los coros.

Han pasado cerca de 25 años, pero sigue siendo imposible reírse.

Martes y Trece, Yo quiero verte danzar (Franco Napiatto).

En estos días de malos datos económicas y peores declaraciones de intenciones (y acciones) de nuestros políticos, me ha venido a la mente aquel genial sketch protagonizado por un Emilio Aragón que, allá por 1983 luchaba por dejar de ser Milikito en su programa Ni en vivo ni en directo. En el vídeo, Aragón se convertía, presumimos, en el dictador de una república bananera al borde del colapso económico que ordenaba a sus ciudadanon «menos samba e mais traballar» con unos resultados que, mejor los ven ustedes mismos, porque a mí se me antojan muy parecidos a lo que sucede estos días en España.

Entre todos matándola y la casa sin barrer.

Ni en vivo ni en directo, «Menos samba e mais traballar», 1983.

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