¿Imaginan un programa de televisión de hoy en día invitando a los niños a apagar ese diabólico aparato para que lean un libro, bajo pena de convertirse en un rebaño de ovejas? Yo tampoco. Esas cosas sólo eran posibles, mucho me temo, en el reino de libertad de La bola de cristal.

La bola de cristal, Lee, 1986.