Nunca he dejado de preguntarme si existirá en España algún niño de los 80 que no sepa que «si mezclo y remuevo azul y amarillo sale el color verde». Porque, pintar así sí que da gusto. Y es que «no es magia, es sencillo».
De la de grafitis caseros que, posiblemente, inspiró este archirrepetido episodio de Barrio Sésamo, mejor no hablamos.
Barrio Sésamo, Pintar sin parar, c. 1984.