No sé si con la edad me estaré volviendo blando, pero creo que hoy no me voy a meter demasiado con la representación española en la edición de 1989 del Festival de Eurovisión, quizá porque una contenida y visiblemente nerviosa Nina consiguió finalizar el certamen en sexta posición, gracias a los 88 puntos que consiguió el tema que defendía: Nacida para amar.

Así que, a pesar de que hay mucho que comentar en esta actuación, esos pelos a lo mega-afro, la incorregible afición de la intérprete catalana por mover su boca más de la cuenta, como si así fuese a vocalizar mejor, el vestido, los guantes de Gilda-pobre, la textura del vestido, los inexplicables lacitos negros que ¿adornan? la falda… no voy a criticar este conjunto que si de algo peca es de ser inolvidable.

Como decía, no voy a criticarr esta actuación, pero no porque me apiade, sino porque si empiezo, no termino.

Nina, Nacida para amar, 1989.