Posiblemente, el 1 de enero es el día del año que menos quebraderos de cabeza provoca a los programadores de televisión. Concierto de Año Nuevo de Viena, Saltos de esquí, un par de películas insustanciales, un par de Telediarios con las mismas noticias de cada año (primeros nacimientos del año, anécdotas de las Campanadas, servicios que pasaron la noche trabajando, señores rusos que se bañan en aguas heladas, saltos de esquí, Concierto de Año Nuevo en Viena…) y, sobre todo, la repetición del interminable especial de la noche anterior, que llena mucho espacio y permite aliviar la resaca.

Pero como algo de bueno tiene que tener esa política, voy a aprovecharme de ella y, como no pude emitirlo ayer, recuperar un surrealista sketch de la primera noche de 1986, con el que Martes y Trece consiguió dar el espaldarazo definitivo a su carrera. A modo de presentación, podría decir que parodia un famoso programa de radio de la época y en él aparecen, además de Millán Salcedo, una señora de Algete y algo dura de oído, unas empanadillas y dos chicos haciendo la mili en Móstoles.

Pero… ¿acaso existe alguien en este país que no conozca a Encarna de noche y sus inolvidables empanadillas de Móstoles?

Martes y Trece, Encarna de noche, 1986.